He dicho en algunas ocasiones que el deporte automovilístico, a pesar de hechos lamentables, sigue siendo familiar, al que acuden junto con los pilotos, esposas e hijos y desde luego también familias en el público.
No voy a señalar nombres, ni culpables, que al fin son de todos conocidos porque con frecuencia se involucran en pleitos y problemas influenciados por el alcohol o por su carácter dotado de buena cantidad de agresividad.
Que existen reglamentos para sancionar estas conductas? que se apliquen sin importar influencias ni poder económico que se tenga.
Lo que en verdad me preocupa como periodista y como ferviente seguidor del deporte motor, es lo que está sucediendo en Chihuahua.
De 6 o 7 pistas que había en el Estado para el automovilismo de terracería, sólo quedan dos, y se corre el riesgo de que quede solo una, si el Ingeniero Saldívar, dueño y promotor de la pista de Meoqui, la desaparezca si se siguen presentando problemas como los que ocurrieron ese día.
Al Ing. Saldivar lo hemos tratado desde hace tiempo y sabemos que es un hombre noble, íntegro y visionario como empresario, pero también sabemos o suponemos que no se arriesgará a que en su pista ocurran incidentes lamentables como los ocurridos en Delicias y que son por todos conocidos.
Vaya para todos ésta reflexión y a pensarlo dos veces antes de repetir la historia, ¿quedamos?
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